- El 53% consideraría dejar su empleo si se implementaran medidas de vigilancia constantes.
- El 57% está algo preocupado por la privacidad personal debido a la vigilancia laboral.
- El 48% experimenta algo de estrés o ansiedad ante la posibilidad de ser vigilado.
A medida que aumenta el teletrabajo y las profesiones digitales, las herramientas de monitoreo en los ambientes laborales también crecen. Esta tendencia afecta directamente a los empleados en remoto que, si bien se sienten más independientes y pueden conciliar su trabajo y vida personal gracias al teletrabajo, pueden experimentar estrés o incomodidad al saberse vigilados por su empresa. Las percepciones del trabajador son muy variadas, dependiendo del tiempo que pasen conectados y la diferencia de criterios de sus empresas: ciertos trabajos permiten visitas a páginas que pueden no estar relacionadas con la actividad principal, pero otras empresas son más restrictivas. Independientemente de cuál sea nuestra situación, ¿hasta dónde permitiríamos que la empresa nos monitoree? Los españoles encuestados por ExpressVPN lo tienen claro: un 53% renunciaría al trabajo ante un aumento de la vigilancia por parte de su empleador.
Las preocupaciones de los empleados respecto al aumento de control y el monitoreo de su productividad responden a cuestiones éticas, legales y también de privacidad. Lo cierto es que, cuando les preguntamos sobre su percepción acerca de los distintos tipos de vigilancia, aparecen matices en función de cuál sea la herramienta que utiliza la empresa para monitorear su trabajo.
Una técnica habitual es el rastreo de comunicaciones online relacionadas con el trabajo (emails, chats, reuniones online…). Una mayoría de los encuestados (72%) es consciente de que esta técnica es legal, si se hace por razones legítimas, aunque el 46% considera que vigilar estas comunicaciones no es ético. Un 64% de los encuestados, en cambio, sí estaría dispuesto a aceptar la vigilancia física (a través de videocámaras o el rastreo de su tarjeta de acceso a la empresa, por ejemplo), por encima de quienes consideran que la vigilancia digital no es ética.
La mitad de los encuestados utilizan estrategias para simular que trabajan con el ordenador
Si bien un gran motivo para desconfiar de estos métodos de control es la legítima defensa de la privacidad personal, también cabe pensar que algunas personas pueden tener temor a que sus empleadores descubran el uso real que hacen de los dispositivos. Un 50% de encuestados reconoce utilizar estrategias para simular que está trabajando; de ese porcentaje, un 13% afirma que deja las aplicaciones del trabajo abiertas para parecer que está conectado y un 6% utiliza los mouse jigglers (aplicaciones que mueven automáticamente el ratón para que la pantalla no se apague).
Además, en la encuesta realizada entre españoles, también se incluyen datos sobre el comportamiento habitual de los trabajadores en los dispositivos de la empresa (ordenadores y dispositivos móviles). Un 34% admite haber utilizado el ordenador del trabajo para buscar información sensible como informes médicos o resolver cuestiones legales. Otro 32% ha utilizado las redes sociales y el email personal en su dispositivo laboral, y un 15% ha utilizado esta misma herramienta para actualizar su CV o solicitar otros puestos de trabajo. La frontera entre la vida personal y laboral se difumina al interactuar con las pantallas que tenemos a mano.
Parece que los nuevos empleados y empleadores afrontan una realidad inevitable: al tener un dispositivo con acceso a internet, nuestras vidas siguen siendo las mismas y para muchos resulta difícil encontrar esa disciplina que lleva a hacer ciertas búsquedas en tiempo laboral, y ciertas búsquedas en tiempo personal. En este nuevo mundo donde trabajar desde casa es habitual, las fronteras entre lo personal y lo profesional se difuminan. Esta situación no debería ser un problema si hay transparencia por parte de la empresa y compromiso por parte del empleado. Sin embargo, nuestra encuesta revela que muchos empleados sienten ansiedad y preocupación ante el aumento de la vigilancia por parte de sus jefes.
El 48% de los empleados sienten estrés o ansiedad ante la posibilidad de que le estén monitoreando
La división entre los españoles encuestados se mantiene cuando les preguntamos sobre sus sensaciones ante la posibilidad de que aumente el monitoreo de su actividad. Además de esa posibilidad de que la mitad de los encuestados renuncien si la empresa aumenta su vigilancia, aparecen sensaciones de estrés y ansiedad al saber que pueden estar supervisando sus interacciones. Un 50% también afirma que les preocupa el tiempo que pasan realizando actividades personales en horario laboral. Por tanto, si bien reforzar las medidas de vigilancia puede disuadir a los empleados y hacer que estos se autocensuren para no incurrir en infracciones, también puede perjudicar a la conciliación de vida laboral y personal, e incluso hacerles sentir que están siendo controlados y perseguidos, disminuyendo su motivación y animándoles a buscar empleos más flexibles.
De nuevo, parece que estas medidas impactan en unos de los pilares fundamentales de la relación entre empresa y trabajador: la confianza. Cuando preguntamos a los encuestados españoles sobre la transparencia de sus empresas y su grado de conocimiento sobre las medidas que estas implementan para evaluar su actividad, un 33% respondió que sospecha que su empresa monitorea la productividad; un 30% sospecha que sus horas de trabajo están siendo monitoreadas y un 20% no está seguro de si les están controlando. Esta falta de transparencia e información real influye en la desconfianza y la desinformación respecto a los derechos del empleado y las obligaciones del empleador.
Por ejemplo, según la ley de teletrabajo aprobada en España en 2022, se reconoce el derecho del trabajador a la intimidad, la privacidad de datos, el derecho a la desconexión digital y a un horario flexible. Al mismo tiempo, esta misma ley recoge la libertad de la empresa para incluir las medidas de vigilancia y control que estime más oportuna, siempre y cuando respete la dignidad del empleado. Las fronteras entre la persona y su rol de empleado se difuminan en el entorno laboral, y la justificación de las empresas puede poner en riesgo derechos fundamentales. En esta balanza, con un difícil equilibrio, entra en juego un factor clave para la negociación: el salario.
El derecho a la privacidad tiene un precio: un 55% de los encuestados prefiere la vigilancia a un recorte salarial
El 57% de los empleados muestran preocupación por cómo la posible vigilancia de sus empleadores afectaría a su privacidad personal, y es que la encuesta de ExpressVPN revela que esta es una cuestión central que divide a los españoles. Un 45% aceptaría que disminuyeran su salario con tal de no ver recortada su privacidad y sus actividades en el entorno laboral. De este porcentaje, casi la mitad (un 27%) aceptaría un recorte de hasta el 5%, y un 4% aceptaría un recorte de hasta el 25% de su sueldo. Podemos concluir, entonces, que si bien 6 de cada 10 encuestados tienen cierta preocupación al respecto del monitoreo y la exposición de su información personal, sería poco lo que estarían dispuestos a sacrificar desde lo salarial para cuidar esta privacidad.
En cambio, si miramos la otra cara de la moneda observamos que una mayoría del 55% aceptaría sin dudar que le vigilaran a cambio de mantener su sueldo. El dinero tiene una importancia casi al mismo nivel que la privacidad y parece que en esta dicotomía entre libertad y estabilidad financiera, los españoles están divididos una vez más. El debate sobre la intrusión de las empresas en la actividad de los empleados y el uso responsable de los dispositivos laborales, está servido. Aspectos como la conciliación de vida personal y profesional, la privacidad de los datos y la ciberseguridad están sobre la mesa y conforme aumentan el teletrabajo y las profesiones digitales, estas cuestiones se vuelven más complejas. ¿Es posible alcanzar un punto medio?
Cómo proteger la privacidad online
La vigilancia en el lugar de trabajo ha dejado de ser un debate teórico para convertirse en una preocupación real para los empleados en España. Con más de la mitad de los trabajadores dispuestos a cambiar de empleo por este motivo, las empresas que implementan políticas de monitoreo deben encontrar un equilibrio entre la supervisión y la privacidad de sus empleados.
El reto para las organizaciones es claro: crear entornos laborales donde la confianza y la transparencia prevalezcan sobre el control y la vigilancia excesiva. De lo contrario, la retención del talento se verá seriamente afectada en los próximos años.
Estos gráficos y datos que arrojan los resultados de la encuesta de ExpressVPN, prueban que una vez más el monitoreo puede llegar a complicar la ya delicada relación entre empleador y empleado. Por un lado, se entiende que un empleador quiera saber que en los horarios relevantes su empleado está usando las herramientas provistas de manera correcta. Por otro lado, se entiende que los empleados quieran transparencia de parte de sus empleadores a la hora de saber qué tipo de monitoreo se aplica, qué información se recopila y con qué propósito.
Si bien el empleador puede no facilitar esta información de manera clara y transparente, aún puede haber ciertas actividades y prácticas que el empleado sí puede llevar a cabo para proteger su privacidad en el entorno online.
- Aclare las políticas y los límites: como empleado, no debería tener que decodificar constantemente declaraciones vagas sobre el monitoreo. Las políticas deben describir claramente qué se rastrea, cómo se utilizan los datos y quién tiene acceso a ellos. Por ejemplo, las herramientas de seguimiento deben centrarse en las actividades profesionales y evitar extenderse a la comunicación privada o a las horas no laborales.
- Utilice una VPN: Recuerde revisar la política de su empresa y, si esta lo permite, puede utilizar una red privada virtual. La VPN actúa como un escudo, proporcionando una capa adicional de seguridad y privacidad tanto para el trabajo como para los datos personales. Su dirección IP real quedará oculta y el tráfico estará encriptado, por lo que el empleador no podrá rastrear su actividad online, el contenido de los sitios web que visite ni sus comunicaciones o archivos descargados.
- Equilibre el bienestar y la responsabilidad: las políticas de vigilancia que generan ansiedad o microgestión perjudican a todos. Los empleadores deben evaluar si sus herramientas están dañando involuntariamente la moral y el empleado tiene derecho a mostrar las consecuencias psicológicas de estas medidas, buscando soluciones conjuntas. Por ejemplo, el monitoreo de pantallas en tiempo real o el seguimiento biométrico se pueden reemplazar con sistemas que midan los resultados, no la actividad constante, permitiendo a los empleados la autonomía que necesitan para prosperar.
En definitiva, la vigilancia en el lugar de trabajo va más allá de la tecnología. Se trata del equilibrio de poder entre empleadores y empleados. Cuando el seguimiento cruza la línea y se extralimita, daña la moral, sofoca la creatividad y alimenta el resentimiento. Sin embargo, si se realiza de manera cuidadosa y transparente, la vigilancia puede mejorar las operaciones sin comprometer la dignidad o la confianza.
La elección es clara: tratar el seguimiento como una herramienta para apoyar a los empleados en lugar de controlarlos y recordar que el derecho a la privacidad y la intimidad está recogido tanto en la ley como en los derechos fundamentales del ser humano.
¿Cree que la vigilancia en el lugar de trabajo podrá alguna vez lograr el equilibrio adecuado entre supervisión y privacidad de los empleados? ¿O siempre inclina demasiado la balanza? Háganos saber su opinión en los comentarios a continuación.
La privacidad siempre debe ser una opción. Elija ExpressVPN.
Garantía de devolución de dinero a 30 días
![](https://s22908.pcdn.co/wp-content/uploads/2021/11/cta-module-phones-protected@2x.png)